Pelicurá se llama el segundo pueblo de la travesía, es más chico que su antecesor, igualmente pintoresco e igualmente desolado. De un lado de la calle-ruta la estación, abandonada, del otro una larga fila de comercios y casas, algunas cerradas desde tiempos mejores, otras con vida, como la cooperativa, centro de consumo de toda la comunidad.
Todos los pueblos tienen razón de existir gracias a la llegada del ferrocarril. Las vías del Ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste llegaron para quedarse a fines del siglo XIX. En 1904, éste se fusiona con el Ferrocarril Pacífico (BAP) hasta 1924 cuando se hace cargo del ramal el poderoso Ferrocarril del Sud (FCS). Durante las nacionalizaciones ocurridas en el gobierno de Perón la compañía pasa a formar parte del Roca (FCGR) hasta que el diabólico Dr. Menem los vuelve a privatizar en los noventa. Hoy por sus vías circula el FerroExpreso Pampeano S.A en su ramal Bahía Blanca-Darregueira-Rivera.
Abandonamos Pelicurá y la ansiedad por llegar a Lecube se hacía cada vez mas intensa, Sergio me insistía con su prestá atención que se ve desde lejos, desde muy lejos era la contestación recurrente, a varios kilómetros remataba el diálogo, y a varios kilómetros la vimos, señal que su escala era desmesurada dentro de esa geografía plana y rala.
Todos los pueblos tienen razón de existir gracias a la llegada del ferrocarril. Las vías del Ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste llegaron para quedarse a fines del siglo XIX. En 1904, éste se fusiona con el Ferrocarril Pacífico (BAP) hasta 1924 cuando se hace cargo del ramal el poderoso Ferrocarril del Sud (FCS). Durante las nacionalizaciones ocurridas en el gobierno de Perón la compañía pasa a formar parte del Roca (FCGR) hasta que el diabólico Dr. Menem los vuelve a privatizar en los noventa. Hoy por sus vías circula el FerroExpreso Pampeano S.A en su ramal Bahía Blanca-Darregueira-Rivera.
Abandonamos Pelicurá y la ansiedad por llegar a Lecube se hacía cada vez mas intensa, Sergio me insistía con su prestá atención que se ve desde lejos, desde muy lejos era la contestación recurrente, a varios kilómetros remataba el diálogo, y a varios kilómetros la vimos, señal que su escala era desmesurada dentro de esa geografía plana y rala.
Hace 40 años que vivo en la zona rural de Pelicurá, es mi LUGAR, a pesar de la decadencia del pueblo tiene vida y mucha, en el campo vive mucha gente y se sigue con ganas de hacer algo por el pueblo para que no desaparezca.
ResponderEliminarRealmente creo entender que sientes cuando dices mi LUGAR, los paisajes de la pampa al sud son misteriosos, mágicos y motivantes, tienen ese espíritu patagónico, esa amplitud, esos silencios que los tornan únicos.
ResponderEliminarGracias por las palabras y bravo por la lucha diaria para mantener con vida Pelicurá y su magia.