El séptimo día no descansé.
El plan de viaje consistía en unir Paso Mayor con Coronel Pringles siguiendo la vía perdida del Ferrocarril Rosario a Puerto Belgrano, debía llegar pasado el mediodía para aprovechar la tarde recorriendo la municipalidad de Salamone, el matadero y las dos estaciones de tren, luego, luego no había plan, dormía en Pringles o seguía para Olavarría o terminaba en Birmania.
Había llovido y eso era mala señal, los caminos muy secundarios suelen ponerse bravos cuando cae una buena precipitación, pero siempre hay alguien dispuesto.
Salimos de Bahía, tomamos la RP 51 hasta el desvío que indicaba la primera estación a visitar, Paso Mayor, fueron trece kilómetros bastante malos con un piso embarrado y resbaladizo que no auguraba un buen día por venir. El cuadro de la estación está totalmente cercado y la tranquera cerrada, pero eso no era impedimento para el sátiro del alambrado, una trepada y una aparatosa caída del lado opuesto. Avanzo por la vía entre altos pastizales y numerosas cuevas de vizcachas o mulitas, a las que hay que esquivar si no quiero terminar como López Lecube.
En los alrededores hay muchas viviendas abandonadas, pero hay animales, señal que alguien los cuida, o quizás no, quizás se autosustentan sin la presencia de humanos, y si en verdad me hallaba en medio de una confabulación zoológica cuyo objetivo era tomar el poder de la civilización, ovejas, chivitos, cerdos, pollos, un caballo, conviviendo sin humanos, que habrá sido de ellos, habrán perdido el control ?.
El hidrante para cargar agua a las vaporeras y el viejo tanque metálico surgen como anécdotas, intentando contar que ocurría en la estación cuando todo tenía sentido, tan solo hay que unir las piezas como en un rompecabezas e imaginar el movimiento, inclusive el anterior cuando todavía el tren no había llegado.
En los orígenes aquí se ubicaba una pulpería denominada Posta de Paso Mayor o Pulpería de Laporte. Su historia nació dentro de territorio "indio" a mediados del siglo pasado cuando servía como lugar de descanso para los viajeros y como centro comercial para los originarios que se acercaban para trocar cueros o pieles por mercadería o licor. Con la llegada del ferrocarril la posta sufrió un duro golpe, cuando los caballos de hierro reemplazaron a las carretas y carruajes. El establecimiento funcionó como pulpería hasta fines de la primera década del siglo XX, para luego convertirse en almacén de ramos generales, hecho que lo mantuvo abierto hasta la década del treinta.
A lo lejos se alanza a distinguir el volumen de la escuela 10, Hipólito Bouchard, totalmente abandonada a la vera de la calle que alguna vez constituyó una de las caras del cuadro de la estación.
Caen algunas gotas, el cielo está muy negro y recuerdo que el pronóstico indicaba lluvia para hoy. Vuelvo por la vía buscando la tranquera, paso sin hacer alaraca por atrás de los animales ahora reunidos en un supuesto conciliábulo, me los imagino acordando, capturemos al gordito y pidamos rescate, así se harán públicas nuestras actividades pre revolucionarias.
Buscando datos en la red me encontré con unos estudios bioarqueológicos tomados en Paso Mayor, tiene un lenguaje bastante encriptado pero se entiende que han hallado restos de originarios e implementos culturales. A continuación dejo el link.
http://publicaciones.ffyh.unc.edu.ar/index.php/antropologia/article/view/757
El plan de viaje consistía en unir Paso Mayor con Coronel Pringles siguiendo la vía perdida del Ferrocarril Rosario a Puerto Belgrano, debía llegar pasado el mediodía para aprovechar la tarde recorriendo la municipalidad de Salamone, el matadero y las dos estaciones de tren, luego, luego no había plan, dormía en Pringles o seguía para Olavarría o terminaba en Birmania.
Había llovido y eso era mala señal, los caminos muy secundarios suelen ponerse bravos cuando cae una buena precipitación, pero siempre hay alguien dispuesto.
Salimos de Bahía, tomamos la RP 51 hasta el desvío que indicaba la primera estación a visitar, Paso Mayor, fueron trece kilómetros bastante malos con un piso embarrado y resbaladizo que no auguraba un buen día por venir. El cuadro de la estación está totalmente cercado y la tranquera cerrada, pero eso no era impedimento para el sátiro del alambrado, una trepada y una aparatosa caída del lado opuesto. Avanzo por la vía entre altos pastizales y numerosas cuevas de vizcachas o mulitas, a las que hay que esquivar si no quiero terminar como López Lecube.
En los alrededores hay muchas viviendas abandonadas, pero hay animales, señal que alguien los cuida, o quizás no, quizás se autosustentan sin la presencia de humanos, y si en verdad me hallaba en medio de una confabulación zoológica cuyo objetivo era tomar el poder de la civilización, ovejas, chivitos, cerdos, pollos, un caballo, conviviendo sin humanos, que habrá sido de ellos, habrán perdido el control ?.
El hidrante para cargar agua a las vaporeras y el viejo tanque metálico surgen como anécdotas, intentando contar que ocurría en la estación cuando todo tenía sentido, tan solo hay que unir las piezas como en un rompecabezas e imaginar el movimiento, inclusive el anterior cuando todavía el tren no había llegado.
En los orígenes aquí se ubicaba una pulpería denominada Posta de Paso Mayor o Pulpería de Laporte. Su historia nació dentro de territorio "indio" a mediados del siglo pasado cuando servía como lugar de descanso para los viajeros y como centro comercial para los originarios que se acercaban para trocar cueros o pieles por mercadería o licor. Con la llegada del ferrocarril la posta sufrió un duro golpe, cuando los caballos de hierro reemplazaron a las carretas y carruajes. El establecimiento funcionó como pulpería hasta fines de la primera década del siglo XX, para luego convertirse en almacén de ramos generales, hecho que lo mantuvo abierto hasta la década del treinta.
A lo lejos se alanza a distinguir el volumen de la escuela 10, Hipólito Bouchard, totalmente abandonada a la vera de la calle que alguna vez constituyó una de las caras del cuadro de la estación.
Caen algunas gotas, el cielo está muy negro y recuerdo que el pronóstico indicaba lluvia para hoy. Vuelvo por la vía buscando la tranquera, paso sin hacer alaraca por atrás de los animales ahora reunidos en un supuesto conciliábulo, me los imagino acordando, capturemos al gordito y pidamos rescate, así se harán públicas nuestras actividades pre revolucionarias.
Buscando datos en la red me encontré con unos estudios bioarqueológicos tomados en Paso Mayor, tiene un lenguaje bastante encriptado pero se entiende que han hallado restos de originarios e implementos culturales. A continuación dejo el link.
http://publicaciones.ffyh.unc.edu.ar/index.php/antropologia/article/view/757
Ayer quisimos llegar hasta la estación sin trepar alambrados pero fue imposible..... pensamos que el camino abierto estaba por el otro lado pero por lo que leo acá está totalmente cercado. ¿Por qué y quién lo habrá cercado?
ResponderEliminarAndrea, lo han cercado las personas que usurpan las instalaciones ferroviarias, yo trepé alambrado y me dirigí por las vías, allí nadie puede decirte nada, las vías son propiedad del Estado Argentino, no hay usurpador que pueda decir que estás violando propiedad privada, aunque cada tanto aparece algún estúpido que hasta puede amenazarte con arma de fuego, allí la cosa se invierte y game out, pero es muy raro que se llegue a tanto.
EliminarSaludos!!!
Yo estoy a cargo de la estación paso mayor ! No hay que trepar nada para entrar a ver la estacion! El que quiera ir a ver o a pasar el día , será bienvenido !! Gracias
ResponderEliminarVos no estás a cargo, vos sos un usurpador que aprovechás esas instalaciones.
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