Dejamos atrás los volcanes y las palmeras y bajo un profundo cielo celeste marchábamos en busca de los cinco túneles, una de las siete maravillas de la Provincia, obra trascendental construída en la década del treinta con el motivo principal de unir Córdoba con el sur riojano y San Juan. El camino está en muy buenas condiciones ya que conforma un circuito turístico frecuentado por quienes vacacionan en Traslasierra.
La indicación nos informa que todo lo bueno está por venir, los túneles, los contrastes marcados entre la montaña y los llanos riojanos, que en algunos casos superan los ochocientos metros, y hasta la posibilidad de observar a su majestad, el cóndor.
He encontrado escritos y pinturas rupestres hechas por el homotontus hasta en remotos e ignotos parajes de la puna, así que me imaginaba que los Túneles de Taninga deberían ser una pintada gigante que en su interior contienen un túnel y no me equivoqué, tanto que ni da para hacer fotos con acercamientos ya que el motivo serían las escrituras y no la estructura, pero la obra en sí es excelente y las vistas entre los mismos merecen un un muy pausado recorrido buscando matices, tonos distintos e interacción naturaleza-ingeniería, en nuestro caso, el tiempo no permite esa disección minuciosa así que ponemos el captor automático de sensaciones (ACS) en on y avanzamos.
Llegamos hasta el mirador de los llanos, abajo la ex runa nacional 20, prosigue su traza en territorio riojano buscando la ciudad de Chepes, para luego internarse en San Juan, pero lo espectacular es el contraste entre la montaña y la planicie,vinculadas por el común denominador del color, los tonos verdes unifican, mientras que el desnivel produce un abrupto quiebre, esas situaciones son las que cautivan la percepción. Lástima que la hora no nos permitió bajar hasta los llanos, para sentir el contraste desde abajo, pero hay una vuelta planificada para buscar además la Reserva Provincial Chancaní y un sitio de esos con todos los ingredientes para hacerse un festival, arquitectura en ruinas, historia por demás de sustanciosa y cierta clandestinidad ya que se trata de un ámbito privado. Volveremos, volveremos.
La indicación nos informa que todo lo bueno está por venir, los túneles, los contrastes marcados entre la montaña y los llanos riojanos, que en algunos casos superan los ochocientos metros, y hasta la posibilidad de observar a su majestad, el cóndor.
He encontrado escritos y pinturas rupestres hechas por el homotontus hasta en remotos e ignotos parajes de la puna, así que me imaginaba que los Túneles de Taninga deberían ser una pintada gigante que en su interior contienen un túnel y no me equivoqué, tanto que ni da para hacer fotos con acercamientos ya que el motivo serían las escrituras y no la estructura, pero la obra en sí es excelente y las vistas entre los mismos merecen un un muy pausado recorrido buscando matices, tonos distintos e interacción naturaleza-ingeniería, en nuestro caso, el tiempo no permite esa disección minuciosa así que ponemos el captor automático de sensaciones (ACS) en on y avanzamos.
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