-Eh, eh, propiedad privada, propiedad privada, eh! no se puede pasar, propiedad privada.
-Escuchame, Chester Moment y el capitán Pepiche abolieron la propiedad privada, declararon la reforma agraria y la socialización de todas la tierras de Córdoba.
-Queeeee?, le voy a contar a mi papá
-Propiedad privada, propiedad privada....
Antonio conocedor del camino de las Altas Cumbres sabía que la montaña que está detrás del nuevo hotel de ruta es privado y que hay que pedir permiso en el comedor para poder pasar a contemplar la vista panorámica que se puede observar desde la altura, los chicos, dos pre adolescentes, no sabían que ya habíamos pedido permiso y nos corrieron en un cuatriciclo amarillo gritando a viva voz la frase que resume al Occidente capitalista, me hubiera gustado escuchar que le transmitieron al padre o encargado sobre mis dichos ya que cuando nos íbamos rumbo al viejo hotel nos despidieron con un lanatista fuck you.
Tuve la intención de bajarme e ir a recomendarle al padre el excelente libro de Mauricio Schoklender "Como eduqué a mis hijos", pero me pareció inútil, así que previa contemplación de la hermosura que se encontraba frente a mis ojos salimos en busca de otro gigante dormido, gigante con historia extraña como bien debe ser.
-Escuchame, Chester Moment y el capitán Pepiche abolieron la propiedad privada, declararon la reforma agraria y la socialización de todas la tierras de Córdoba.
-Queeeee?, le voy a contar a mi papá
-Propiedad privada, propiedad privada....
Antonio conocedor del camino de las Altas Cumbres sabía que la montaña que está detrás del nuevo hotel de ruta es privado y que hay que pedir permiso en el comedor para poder pasar a contemplar la vista panorámica que se puede observar desde la altura, los chicos, dos pre adolescentes, no sabían que ya habíamos pedido permiso y nos corrieron en un cuatriciclo amarillo gritando a viva voz la frase que resume al Occidente capitalista, me hubiera gustado escuchar que le transmitieron al padre o encargado sobre mis dichos ya que cuando nos íbamos rumbo al viejo hotel nos despidieron con un lanatista fuck you.
Tuve la intención de bajarme e ir a recomendarle al padre el excelente libro de Mauricio Schoklender "Como eduqué a mis hijos", pero me pareció inútil, así que previa contemplación de la hermosura que se encontraba frente a mis ojos salimos en busca de otro gigante dormido, gigante con historia extraña como bien debe ser.
Todavía se escucha el eco, propiedad privada, vada, ada
Recuerdo haber repintado mi Matchbox número 8, aquel Mustang naranja, con el corte de pintura del número 22, un Ford GT blanco con dos rayas azules, y eso lo convirtió mi auto ganador, con él gané 496 carreras alrededor de la cama y 76 campeonatos mundiales por todas y cada una de las habitaciones del departamento de la calle Entre Ríos, aquella anécdota interna estalló cuando me enfrenté al Mustang con los colores de mi infancia. Intenté cruzar cuatro palabras en my english-comechingón con el conductor de la máquina, un holandés súper amable que parecía muy complacido de andar rodando por nuestras privilegiadas tierras.
Salimos del parador y nos sumergimos en el viejo camino de las Altas Cumbres aquél que antes de los sesenta era la única alternativa para unir Córdoba con Mina Clavero de manera mas o menos directa, a lo lejos se podía observar la estampa del viejo Hotel El Cóndor, aquel oasis caído en el olvido en medio de las Sierras Grandes.
El hotel fue inaugurado en 1937 por Juan Pablo Reymond, un argentino educado en Suiza. A fines de la década del 40 se le adosó una segunda planta, permaneciendo activo hasta mediados de los 70, cuando la nueva traza del camino de las Altas Cumbres selló su destino de silencio.
Cuentan que a mitad de la década del cuarenta el entonces director del Observatorio Nacional Argentino, Doctor Enrique Gaviola organizó durante los meses de verano una sucesión de reuniones con investigadores de la institución en el hotel de montaña, inaugurado pocos años atrás, emplazado en un paraje inhóspito a 2100 metros de altura era el lugar ideal para debatir temas científicos en medio del aislamiento y la belleza natural del entorno. En estas reuniones se discutían temas de física teórica y a las mismas concurrían, el físico austriaco Guido Beck, Mario Bunge, José Balseiro, Alberto Maiztegui y hasta el mismísimo Ernesto Sábato.
Beck llamaba al lugar "Instituto de Física Teórica Pampa de Achala" y en el techo del hotel se habían instalado placas para la detección de rayos cósmicos, proyecto científico de importancia para la época, recientemente descubierto. La detección fotográfica de la radiación cósmica era un proceso relativamente simple, las placas se colocaron sobre el techo o dentro del estanque del complejo a cuatro metros de profundidad por largos períodos de entre 23 y 42 días. En 1949 se publica en la revista Ciencia e Investigación patrocinada por la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, la imágen de una estrella o recorrido cósmico detectado en el Hotel El Cóndor. Los trabajos se llevaron a cabo entre 1945 y 1950 y guardan ese halo de misterio científico como el acaecido en la Isla Huemul del Nahuel Huapi.
Proseguimos camino por la vieja traza actualmente en muy mal estado, buscando un balcón natural que nos permitiera desde los 2200 metros de altura, dimensionar la belleza del paisaje.
Desistimos continuar viaje por el camino viejo hasta Copina, pasando los puentes colgantes, primero porque no acompañaban los tiempos y segundo porque Antonio recientemente y yo hace unos treinta años atrás habíamos tenido la suerte de transitar este peligroso enlace entre Carlos Paz y Mina Clavero, así que volvimos al nuevo enlace buscando el paraje La Pampilla puerta de entrada al PN Quebrada del Condorito, reserva natural con una hendidura en forma de V de casi 800 metros de profundidad y 1500 metros entre sus paredes, surcada por el río Los Condoritos. Nos detenemos en el parador, en donde se ubica un centro de interpretación junto con un mirador para incendios, el que permite obtener una visión espectacular de toda la región
Emprendemos la bajada, empinada, buscando el final del Camino de las Altas Cumbres, pasamos frente al Observatorio de Bosque Alegre en medio de cerradas plantaciones de pinos y encontramos el pequeño camino vecinal que nos deposita frente a la capilla de Falda del Carmen, una carta que tenía guardada Antonio, sabiendo mi gusto estético por las capillas aisladas.
La localidad cuenta con 183 habitantes y la historia dice que durante los setenta albergó a quienes desarrollaron el Plan Argentino Misilístico Misíl Cóndor, y una fase del Plan Cóndor, que el proceso de reorganización militar, (pomposo nombre que adoptó para sí la última dictadura militar), hizo pasar como "estudios meteorológicos", en la localidad también se encuentra el edificio que alberga la Comisión Espacial de Actividades Espaciales, digamos una especie de área 51 criolla..
Antonio me venía contando sobre la capilla, siempre cerrada, sola en medio del campo y la imágen de La Concepción y los techos de las 4x4 invadieron inmediatamente mi mente, la última curva y la premonición se volvió realidad, 144 vehículos estacionados frente a la capilla hablaban de un casamiento, me faltaba tan solo visitar el Sahara en medio de una convención de clavadistas en piletas Pelopincho.
Salimos para Alta Gracia, las 13.00 hacían necesario planificar algún tipo de almuerzo, el plan consistía en comprar algo como lo hicimos en el río Yuspe, queso, pan y fiambre casero, pero la suerte no estuvo de nuestro lado, compramos sí, pero nada artesanal y nos marchamos buscando la autopista a Córdoba, mas precisamente buscando un extraño monumento que carga con una historia tan surrealista como su protagonista.
Pasó la mañana del segundo día entre precipicios, defensores de la propiedad privada, rayos cósmicos, ruinas, caminos caídos en el olvido, recuerdos de infancia, cóndores, bodas con abolengo, misiles abortados, pan Fargo y calor, mucho calor.
Dejo dos enlaces, el primero referido al Camino de las Altas Cumbres y el otro al Plan Misilístico.
Bueno, Rodo, en esta te seguiré! Me estoy yendo, en unos días, a vacacionar a Traslasierra, como suelo hacerlo siempre que puedo, así que he visitado muchos de estos lugares, y los sigo visitando incansablemente porque prefiero las montañas por sobre la playa para mis descansos estivales. El camino de altas cumbres es un terreno muy familiar para mí, y esta vez, si mi hijo y sus exámenes me ayudan, espero alojarme ahí mismito, en un complejo de casas de campo inmerso en lo alto de las sierras cordobesas. No quiero ruido, ni ciudad...sólo el rumor del agua del río a la mañana, y el techo de estrellas a la noche. Ya te contaré! Un gran abrazo y, por las dudas, te voy deseando unas muy Felices Fiestas, que nos hacen falta a los argentinos, mucha paz y trabajo para el 2014! Abrazo, querido amigo!
ResponderEliminarDecirme una cosa, no te haría falta un porteador, alguien que te vaya a comprar el diario, se lavar, planchar, mantener el jardín, puedo leerte cuentos, duermo en piso, afuera, en la banquina, ay!!!, no quiero estar acá.
ResponderEliminarFelices dosmiles, tantos como quieras.