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viernes, 6 de diciembre de 2013

El Divisorio, Buenos Aires, Argentina

La ruta entre Las Mostazas y El Divisorio serpentea entre lomadas y la vía paralela acompaña la geografía atrincherándose o subiendo a terraplén, por delante un cortejo de vacunos ignoraba nuestra presencia y nuestra resignación era inversamente proporcional a la amenaza de lluvia que parecía decir, bueno, ya aguanté bastante.
Ingresamos al pueblo por delante de la panadería de Tejerina, hoy una derruida construcción levantada en los años veinte, cuando el pueblo llegó a contar con 950 habitantes, seguimos y nos encontramos con el Club Divisorio, también cerrado por haberse mudado a la Liga de Coronel Pringles, pasamos por el frente de la escuela 14 que aún sobrevive desde ese 1922 que la vio nacer para formar a un importante número de alumnos, el surtidor, los almacenes de ramos generales, el cementerio de autos y por fin la estación, muda desde los setentas cuando se levantó el ramal Rosario-Puerto Belgrano.
 Las ausencias y tanto tiempo de silencios acrecientan la ironía de esas manos en negativo sobre la pared de la estación, cuán registro casi arqueológico de una civilización que supo ocupar ese rincón de mundo al calor de las vaporeras que recorrían la pampa uniendo al océano con el río marrón.
Un vagón sin sus boguies como mudo testimonio, olvidado quizás por el próximo mixto que nunca pasó a recogerlo, yace a un costado de las vías, esperando que llegue su tren o la segura muerte.
La estación se encuentra en malas condiciones, como todas las que recorrí en este corto tramo del ramal, las vías tapadas o directamente levantadas ayudan a que el ferrocarril sea tan solo una historia que se va quedando sin relatores vivos.
Dejamos el eterno silencio del ramal para adentrarnos en un camino que a poco de andar se traviste de bosque, por unos kilómetros una inusual vegetación gana el entorno quitando cualquier referencia a la desolación pampeana. La RP 51 nos dice que estamos cerca del destino final, Coronel Pringles y Salamone me esperan, la lluvia también.

3 comentarios:

  1. la belleza solitaria de pueblos olvidados que conservan su historia a traves de sus pocos habitantes.. un paisaje sereno y natural para quienes amamos la calma, lejos del ruido de la ciudad, los motores y la tecnologia

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  2. Mi pueblo querido,mi papa era el jefe de la estacion,mi mama la modista del pueblo.Mi maestra la srta Susana Argaña.Siempre añoro mi pueblito

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  3. Me encantan estos viajes por lugares poco transitados y en algunos casos abandonados , me he comprado una bici y estoy pensando una ruta dentro de la pcia de Bs As ,tengo 67 años nunca fui ciclista pero estos viajeros son una inspiracion para mi , si Dios me ayuda con la salud mastemprano que tarde me veran poresos caminos.....gracias cicloviajeros

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