El camino de bajada fue algo duro, la ausencia de huellas recientes marca el poco tránsito que circula por él, pero esa no presencia de hombres y máquinas le permiten a la fauna autóctona moverse con total naturalidad, inclusive ante nuestra presencia, zorros, lagartijas made in Komodo, pájaros nunca vistos, cruzaban la ruta como si ella no fuera tal, o sea, posible causa de muerte, claro los que estábamos fuera de lugar éramos nosotros, y eso es lo bueno de los caminos pedidos, la vida natural sucede ante nuestros ojos.
A lo lejos la silueta de los volcanes cordobeses comienzan a dominar el paisaje y la ansiedad por estar frente a ellos comienza a dominar la conducta, pero nos debíamos un almuerzo y ello sucedió a las orillas del balneario de Salsacate, bajo una arboleda de años desplegamos, queso, salame y pan casero, suficiente para saciar el apetito acumulado y proseguir viaje hacia el pequeño casco urbano del pueblo.
La localidad no tiene una fecha de fundación oficial, cuando los españoles llegaron al valle ya encontraron al Pueblo Comechingón habitando las tierras. Actualmente cuenta con poco más de 1300 habitantes manifestándose un crecimiento sostenido de la población, impulsado por el incipiente turismo que de a poco va descubriendo que el oeste también existe. Visitamos la capilla y la plaza aledaña y continuamos viaje rumbo a Taninga, punto de cruce de las rutas provinciales que continúan hacia Mina Clavero o los túneles de Chancaní, nuestro destino final.
Agua de la Cumbre, Ciénaga, Poca, Yerba Buena y Veliz son los nombres de los cinco volcanes que dominan la geografía del oeste cordobés, conocidos como los volcanes de Pocho, comparten espacio con ríos de agua dulce y salada y con la Laguna de Pocho, otra de las bellezas naturales del lugar, que cada vez atrae más turistas que buscan las propiedades curativas de sus aguas salinas.
Los volcanes inactivos son en realidad evidencia de la actividad volcánica producida en el Mioceno. El lugar se completa con otras excentricidades como palmeras caranday y cursos de agua salada, producto del hecho geológico que marca la proximidad de las sierras del oeste cordobés con el océano Atlántico, hecho ocurrido durante la denominada "ingresión marina paranaense", denominada así porque el Atlántico ingresó por el actual curso del río Paraná que por aquellos tiempos era un gran estuario, evidencia que se comprueba con los restos de sedimentos marinos encontrados en la región.
Seguimos por la RP 28 buscando el próximo punto de interés, la capilla de Las Palmas.
La capilla de Nuestra Señora del Rosario de Las Palmas, es una de las más antiguas de la Provincia de Córdoba. El 7 de marzo de 1689 el alférez Juan de Oviedo y Valdéz compra las tierras y funda la Estancia Las Palmas. Por aquellos tiempos no existía una capilla en la región y el nuevo propietario juzga que era de suma necesidad e importancia el asentamiento de un reducto sagrado "para el concierto espiritual de los habitantes y para tener un lugar en donde enterrar a nuestros deudos". La obra se lleva a cabo entre 1746 y 1774, es de piedra y adobe con grandes contrafuertes.
A lo lejos la silueta de los volcanes cordobeses comienzan a dominar el paisaje y la ansiedad por estar frente a ellos comienza a dominar la conducta, pero nos debíamos un almuerzo y ello sucedió a las orillas del balneario de Salsacate, bajo una arboleda de años desplegamos, queso, salame y pan casero, suficiente para saciar el apetito acumulado y proseguir viaje hacia el pequeño casco urbano del pueblo.
La localidad no tiene una fecha de fundación oficial, cuando los españoles llegaron al valle ya encontraron al Pueblo Comechingón habitando las tierras. Actualmente cuenta con poco más de 1300 habitantes manifestándose un crecimiento sostenido de la población, impulsado por el incipiente turismo que de a poco va descubriendo que el oeste también existe. Visitamos la capilla y la plaza aledaña y continuamos viaje rumbo a Taninga, punto de cruce de las rutas provinciales que continúan hacia Mina Clavero o los túneles de Chancaní, nuestro destino final.
Agua de la Cumbre, Ciénaga, Poca, Yerba Buena y Veliz son los nombres de los cinco volcanes que dominan la geografía del oeste cordobés, conocidos como los volcanes de Pocho, comparten espacio con ríos de agua dulce y salada y con la Laguna de Pocho, otra de las bellezas naturales del lugar, que cada vez atrae más turistas que buscan las propiedades curativas de sus aguas salinas.
Los volcanes inactivos son en realidad evidencia de la actividad volcánica producida en el Mioceno. El lugar se completa con otras excentricidades como palmeras caranday y cursos de agua salada, producto del hecho geológico que marca la proximidad de las sierras del oeste cordobés con el océano Atlántico, hecho ocurrido durante la denominada "ingresión marina paranaense", denominada así porque el Atlántico ingresó por el actual curso del río Paraná que por aquellos tiempos era un gran estuario, evidencia que se comprueba con los restos de sedimentos marinos encontrados en la región.
Seguimos por la RP 28 buscando el próximo punto de interés, la capilla de Las Palmas.
La capilla de Nuestra Señora del Rosario de Las Palmas, es una de las más antiguas de la Provincia de Córdoba. El 7 de marzo de 1689 el alférez Juan de Oviedo y Valdéz compra las tierras y funda la Estancia Las Palmas. Por aquellos tiempos no existía una capilla en la región y el nuevo propietario juzga que era de suma necesidad e importancia el asentamiento de un reducto sagrado "para el concierto espiritual de los habitantes y para tener un lugar en donde enterrar a nuestros deudos". La obra se lleva a cabo entre 1746 y 1774, es de piedra y adobe con grandes contrafuertes.
Cuentan que en la década del treinta fue robado un cofre que contenía las joyas de la virgen, entre las que se encontraba un rosario con cuentas de oro y diamantes, en otra oportunidad un párroco reformista hizo una hoguera con la mayoría de las imágenes viejas, habiéndose salvado unas pocas, motivo que generó un amotinamiento de la población.
Dejamos atrás esta reliquia colonial, son pasadas las 16.30 y todavía nos falta alcanzar la zona de los túneles y el mirador de Chancaní, las horas de viaje y la suma de lo sucedido empiezan a actuar sobre los cuerpos y las conciencias, pero todavía falta mucho por recorrer y contar.
Muy buen relato, espero la segunda parte!
ResponderEliminarSaludos!
Pablo de Pichincha
Ya salieron tercera, cuarta, quinta y sexta parte, queda la séptima que cuenta algo sobre los pueblos de la provincial 13 de Córdoba, historias mínimas de pueblos sin publicidad.
ResponderEliminarTe recomiendo el capítulo destinado a Myriam Stefford y su demencial cónyuge, el escritor maldito Barón Biza con su final de película que no quise contar por estar en horario de protección al menor.
Abrazo y gracias por los comentarios