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miércoles, 25 de marzo de 2015

Pueblo Ferroviario Histórico, Mechita, Buenos Aires, Argentina

Unos pocos kilómetros por la histórica tierra del Camino Real y llegamos al pueblo ferroviario histórico de Mechita.
El pueblo como ocurre con otros, en otras geografías, está íntimamente ligado al esplendor, decadencia y augurios de resurrección del ferrocarril que lo parió.
En el año 1877 el Ferrocarril Oeste de Buenos Aires en manos del estado provincial llega con sus rieles a Bragado, en 1890 Juárez Célman termina de vender la totalidad del mismo a la compañía inglesa The Buenos Aires Western Railway Limited, y es esta empresa quién decide en 1904 la construcción de talleres ferroviarios y viviendas para el personal en la zona del pueblo de Bragado. Discrepancias entre los dueños ingleses y los propietarios de las tierras elegidas lograron que el Presidente Dr. Manuel Quintana donara campos de su propiedad para la edificación de los mencionados emprendimientos.
En 1906 se aprueban los planos para edificar 118 viviendas y los mencionados talleres, adoptando el 13 de junio de dicho año como fecha de fundación de la futura localidad.
En 1908 se concluyen las obras de los talleres ferroviarios de Mecha y dos años más tarde la estación Mechita, ambas denominaciones refieren a la esposa e hija del Presidente Quintana.
Durante la década del 30 las viviendas iniciales no alcanzaban para alojar a toda la población generándose una ampliación de la planta urbana.
Para la década del 50 la localidad llegó a albergar 5000 personas que se dedicaban casi exclusivamente a las tares ferroviarias, alcanzando su época dorada en los tiempos en que el ferrocarril inglés se convirtió en el Domingo Faustino Sarmiento tras la compra y nacionalización por parte de Perón en 1947.
Comencé el recorrido por la estación que se encuentra activa debido a los servicios de las operadoras estatales Trenes Argentinos Operadora Ferroviaria (SOFSE) y Ferrobaires que corren trenes por sus vías.
El entorno muestra viviendas importantes ahora en estado de abandono, calles de tierra, veredas gastadas y mucha sombra de árboles centenarios.




Aparte de su condición de histórico pueblo ferroviario Mechita tiene otra particularidad. Un 75% de su superficie pertenece al Partido de Bragado y el restante 25% al de Alberti, por lo tanto la ciudad tiene dos intendentes, dos delegados y hasta dos unidades sanitarias diferentes.
También una recorrida por sus calles nos enfrenta a lugares e instituciones que fueron fundamentales en los años de apogeo, los gremios de la Unión Ferroviaria y La Fraternidad, el Club Atlético Mechita, el Ferrocarril Oeste, la Biblioteca José Ingenieros y los más actuales Museo Ferroviario y de Artes Visuales que guarda la obra del consagrado artista local Juan Doffo.

Dos sucesos negativos me impidieron terminar una con una visita completa al pueblo ferroviario, el primero fue la negación por parte de un empleado del complejo de talleres de una visita a los mismos alegando razones incomprensibles, como una supuesta prohibición de ingreso relacionado con antiguas publicaciones que no fueron veraces en cuanto a sus contenidos, falseando la realidad del estado de los mismos, el otro impedimento fue la imposibilidad de visitar ambos museos debido a que no había personal disponible para abrir las salas durante la mañana, los mismos se abren solo por la tarde en un horario mínimo.
Prometí volver a los museos, algún día de algún mes de algún año pero por la tarde, e hice caso omiso a la caprichosa negativa de no ingresar al predio de talleres, previa investigación a cerca de la veracidad o no de los dichos del cartel expuesto aquí abajo
-Maestro, lo del cartel es verdad
-Má, si son dos perros flacos, que si te ven te van a hacer fiesta, mandate con cuidado nomás.
Cuidado siempre hay que tener y más que nada respeto con el material a la vista, así esté en mal estado, nada nos da derecho a romper, ensuciar o robar aunque sea un simple tornillo a tiro de nuestra mano.
Las tomas ferroviarias irán al blog correspondiente y yo me despido con afecto de un hermoso lugar para recorrer con tiempo, si es posible por la tarde para aprovechar los museos.







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