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viernes, 18 de abril de 2014

La Emilia, Buenos Aires, Argentina

viernes, 18 de abril de 2014

En 1887 los hermanos Córdova, junto con la esposa de uno de ellos doña Emilia Benito de Córdova se establecen en el asentamiento de Arrecifes, en donde atienden un almacén de ramos generales. Todos ellos provenían de Castilla la Vieja, tierra española que tenía un gran desarrollo textil.
En el año 1874 en la zona que nos ocupa se levantó un molino harinero, propiedad que fue adquirida por Quintín Córdova, junto con viñedos y otras tierras lindantes.
Para agosto de 1892, los hermanos se establecen en el predio adquirido y en octubre de ese año comienzan con la producción textil. Con maquinarias sencillas se lanzaron a la obra, confeccionando boinas, fajas, ponchos y mantas. El establecimiento se denominó La Emilia-Fábrica de tejidos de lana de Córdova Hnos y Cía.
En forma paralela al crecimiento industrial comenzó a tomar dimensiones un caserío circundante en donde habitaban numerosos inmigrantes que constituían la mano de obra necesaria para llevar adelante el emprendimiento que comenzó a crecer a paso sostenido.
Para 1900 el rol que Argentina desempeñaba en el mercado internacional estaba completamente demarcado, sería un país agroexportador de materias primas, para ello ya se había ganado la tierra ocupada por los originarios y ferrocarriles y puertos estaban operativos. El caso de la textil es un emprendimiento a contrapelo de la realidad económica imperante, hecho que demuestra que había margen para intentar una incipiente industria nacional que inclusive pudiera competir con las grandes factorías europeas que se nutrían con nuestra materia prima.
La primera guerra mundial jugó a favor de La Emilia, ya que la escasez de productos importados, fueron suplidos por la empresa, paralelamente los empresarios dotan a la comunidad de salas de primeros auxilios, escuelas y bibliotecas, gestos que son bien vistos por los dirigentes obreros y sus bases.
Cuando el establecimiento cumple los cincuenta años, en 1942, su producción se encuentra a pleno, empleando a dos mil trabajadores que para esa época ya recibían salario familiar.
El gobierno del General Perón crea el BANADE, para promover a través de créditos industriales la demanda de una industria nacional que comienza a consolidarse, en 1949 La Emilia se vincula con la institución.
A partir de 1955 comienzan a sucederse cambios estructurales que atentaron contra la industria, en especial devaluaciones como la ocurrida durante la gestión del ministro Pinedo en 1962, cunado produjo un ajuste del 50% provocando más de 30000 despidos en la industria textil, Álvaro Alsogaray lo sucede en la cartera, restringiendo los pagos del estado, emitiendo "bonos patrióticos para el pago de sueldos", sumando esa acción negativa a los altos costos de la materia prima, los altos impuestos, las elevadísimas tasas de interés y las inundaciones que provocan un desastre, ocasionando pérdidas por más de 40 millones de pesos. Se toman nuevos créditos para paliar la situación, vuelven más inundaciones y se suceden los gobiernos y ministros de economía cada vez más liberalmente ortodoxos como Krieger Vasena. A raíz de estas acciones durante 1969 la empresa abre un registro de retiro voluntario, mientras contrae más deuda para intentar paliar el desastre económico. Tanta dependencia crediticia lleva al BANADE a recalar en la administración y fiscalización de la empresa, ocupando cargos en la dirección y sindicatura
El tercer gobierno de Perón trae un momentáneo alivio debido a que crecen las exportaciones, pero el golpe de 1976 y la escalada hiper inflacionaria licúan los salarios provocando una fenomenal recesión que paralizan las ventas al mercado interno, mientras una irreal paridad cambiaria frenan las exportaciones provocando un irrestricto ingreso de mercadería chatarra producida en mercados pauperizados como el asiático.
En 1978, otra inundación vuelve a destrozar maquinaria, el directorio aconseja tomar créditos en el extranjero, comienzan las suspensiones y las huelgas obreras, se comienza a pagar sueldos atrasados con frazadas, telas y colchones, y cuando éstos se acaban con bonos canjeables por comida.
Finalmente y ante el pedido de los acreedores la empresa declara la Convocatoria de Acreedores, oficializándose la quiebra durante la Argentina de Martínez de Hoz.
Llegué a La Emilia y ante el desconocimiento sobre la ubicación del edificio, le pido información a un almacenero.
-Buenas, me podría indicar donde queda el edificio de la textil.
El hombre me mira fijo y desencajado, casi sin entender que le estaba preguntando.
-Que textil?
-La Elena, no queda por aquí?
Su actitud me resultaba incomprensible, propia de algún tipo de susto como si uno le hubiera dicho
-Hola, soy el marciano Turnelde y estoy dispuesto a violarlo.
-Amigo, la textil se fundió hace 30 años, hoy allí funciona la MOTOMEL, no sabe eso.
-No, pero ahora sí, y donde queda?
-Acá a la vuelta.
-Gracias!
El edificio ha vuelto a cobrar su esplendor, la fachada luce perfecta y espero que hayan solucionado el tema de las inundaciones que provoca el escuálido cauce del Arroyo del Medio que baña sus límites.
Sigo caminando hacia el club que se ubica a dos cuadras en busca del teatro.
El cine-teatro se abre en la década del cuarenta y hasta hoy en su impresionante hall de entrada se realizan presentaciones y eventos. La sala principal tiene promesas de reciclado, pero los dineros y los tiempos son escasos e impredecibles. Viendo la escala del edificio uno se imagina la importancia que adquirió la textil y la comunión que había para esa época entre sus trabajadores y las autoridades.
Recorro sus calles, sus casas hablan sobre el esplendor pasado. La plaza San Martín luce cuidada, la iglesia dedicada a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro impresiona por la escala y me remite a la de Firmat en Santa Fe, en el interior se expone un cuadro de Jesús Misericordioso traído desde Polonia y que es motivo de peregrinación.

Cae a pleno el sol del mediodía, emprendo el regreso, me separan tan solo unos sesenta kilómetros por autopista y en verdad no puedo quejarme, la experiencia Salto con agregados ha sido muy provechosa, tanto que durante el viaje comienzo a delinear la próxima, próxima también en cercanía a la zona visitada.

Los datos volcados pertenecen en parte al historiador Profesor Ricardo Darío Primo biógrafo de La Emilia.

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