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jueves, 14 de noviembre de 2013

Rolito, Buenos Aires, Argentina

El viaje continúa por un recto camino que busca en su final la punta de rieles del Midland, a su vera campos sembrados con hombres y máquinas trabajando, curiosidad de la zona, el campo está poblado, los pueblos no.
La próxima estación-parada se denomina Rolito, y aquí si el abandono luce en todo su esplendor. Tanto que no encontré datos sobre su historia, y nótese que no digo su actualidad, porque a estos pueblos hay que contarlos por su historia ya que no tienen presente.
Rolito tampoco es un pueblo consolidado y a diferencia de Saturno, aquí si no hay nadie, por lo menos a la vista, aunque hasta hace poco tiempo el edificio estuvo ocupado, quizás por personal golondrina que trabajó en tiempos de cosecha, quizás por gente que se cansó de esperar que algo pasara y se marchó hacia una nueva oportunidad.
Creo que hubiera querido encontrarme con algún sobreviviente para poder escuchar de su boca las historias que tengo que imaginarme.
Pensar que hacen falta tan solo dos colores para poder pintar a Rolito, todo se limita al marrón y al verde, colores primarios de la vida misma.
Si seguíamos camino llegábamos a Carhué, a puertas del mismísimo apocalipsis, pero la historia proseguía de otra manera, desandando lo andado hasta alcanzar la RP 85, y ya sobre pavimento poder retomar la huella Salamone.

2 comentarios:

  1. "Saturno"..."Rolito"...me parece increíble que estés haciendo referencia a la Argentina!!! Mi país!!! Dónde está todo esto y toda su gente????! Ay, ay, ay! Jamás las escuché nombrar!!! Sos como un rescatista...el que tiende la mano antes de que las aguas del olvido te tapen...ya te lo he dicho: lamento sinceramente que tu espacio no tenga algún tipo de auspicio o difusión mayor. Algo hay que hacer...Abrazo, Rodo.

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  2. Conforman la Argentina profunda, aquella que dista trece años luz de los centros turísticos tradicionales.
    No busco reconocimiento personal, las imágenes y las palabras quedarán en el espacio, disponibles para quién quiera descubrirlas, mientras pueda seguiré con esta cruzada romántica que intenta volver de la invisibilidad a tantos rincones inimaginados de nuestra patria.
    Abrazo y eterno gracias por el acompañamiento.

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