El próximo destino resultó se la salina La Colorada Grande, una de las mayores productoras de cloruro de sodio de Argentina con una producción anual actual de unas 500000 toneladas por año de sal. Parte de lo producido es industrializado en la vecina localidad de General San Martín por la empresa Timbó SA, productora y comercializadora de la marca Celusal que mantiene una planta constante de 140 trabajadores.
Otra empresa Valuveal SA extrae cloruro para uso industrial, destinando el producto mayormente a petroquímicas.
Se accede a la salina desde General San Martín transitando la provincial 1 hasta el camino de acceso a las distintas plantas, ahí dejamos el pavimento y recorremos 26 kilómetros de suelo arenoso muy dañado por el agua y el incesante paso de camiones de gran porte, hasta uno de los caminos de ingreso, ahí se pide permiso y si se logra unos kilómetros más y se llega a las parvas.
El relieve de la zona es la llanura ondulada con depresiones alargadas que se disponen como valles en abanicos, los desniveles alcanzan los 40 metros de profundidad, es aquí donde se ubican las salinas formando verdaderos bolsones hidrográficos sin salida. La evaporación de las aguas ha depositado durante siglos los cristales de sal en las depresiones hasta producir las capas.
La extracción se realiza desde noviembre a marzo siempre y cuando el clima lo permita, las parvas llegan a tener una altura de quince metros, o sea la altura de un edificio de cinco pisos.
Accedemos sin problema a las mismas porque mi guía supo trabajar en la salina, así que tuvimos el acceso permitido con las restricciones lógicas de no intrometerse en medio de alguna tarea productiva.
A raíz de las últimas lluvias torrenciales la salina se encuentra totalmente inundada y el viento reinante enturbiaba el agua y no permitía gozar del alucinante efecto espejo que suelen regalarnos estas geografías con aguas y nubes. De todas maneras las nubes bajísimas, la parva, el marrón claro del piso y el azul profundo del cielo compusieron unos cuadros muy bellos. Unas gotas gordas me hicieron desistir de seguir tomando fotos, ya que desconocía si las parvas actuaban como pararrayos ante una eventual descarga eléctrica, mejor prevenir que terminar rostizado.
Por momentos la lluvia se hizo intensa, mientras el sol continuaba reinando a nuestro alrededor, salimos del camino complicado, tomamos la provincial 1 y mi guía me propone una última parada antes de culminar la vuelta en GSM, viejo, estoy en tus manos, vamos donde digas.
Otra empresa Valuveal SA extrae cloruro para uso industrial, destinando el producto mayormente a petroquímicas.
Se accede a la salina desde General San Martín transitando la provincial 1 hasta el camino de acceso a las distintas plantas, ahí dejamos el pavimento y recorremos 26 kilómetros de suelo arenoso muy dañado por el agua y el incesante paso de camiones de gran porte, hasta uno de los caminos de ingreso, ahí se pide permiso y si se logra unos kilómetros más y se llega a las parvas.
El relieve de la zona es la llanura ondulada con depresiones alargadas que se disponen como valles en abanicos, los desniveles alcanzan los 40 metros de profundidad, es aquí donde se ubican las salinas formando verdaderos bolsones hidrográficos sin salida. La evaporación de las aguas ha depositado durante siglos los cristales de sal en las depresiones hasta producir las capas.
La extracción se realiza desde noviembre a marzo siempre y cuando el clima lo permita, las parvas llegan a tener una altura de quince metros, o sea la altura de un edificio de cinco pisos.
Accedemos sin problema a las mismas porque mi guía supo trabajar en la salina, así que tuvimos el acceso permitido con las restricciones lógicas de no intrometerse en medio de alguna tarea productiva.
A raíz de las últimas lluvias torrenciales la salina se encuentra totalmente inundada y el viento reinante enturbiaba el agua y no permitía gozar del alucinante efecto espejo que suelen regalarnos estas geografías con aguas y nubes. De todas maneras las nubes bajísimas, la parva, el marrón claro del piso y el azul profundo del cielo compusieron unos cuadros muy bellos. Unas gotas gordas me hicieron desistir de seguir tomando fotos, ya que desconocía si las parvas actuaban como pararrayos ante una eventual descarga eléctrica, mejor prevenir que terminar rostizado.
Por momentos la lluvia se hizo intensa, mientras el sol continuaba reinando a nuestro alrededor, salimos del camino complicado, tomamos la provincial 1 y mi guía me propone una última parada antes de culminar la vuelta en GSM, viejo, estoy en tus manos, vamos donde digas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario