Sobre el mediodía arribamos al último punto del Partido que nos faltaba transitar, casualmente el mas pequeño. Este presenta un desarrollo urbano mas cercano al caserío aislado que a un pueblo consolidado, fue fundado el 30 de setiembre de 1903 por los señores Saturnino Unzué y Juan Culletón ya que ambos cedieron tierras de sus estancias para la formación del asentamiento. La estación perteneciente a la Compañía General de Ferrocarriles de la Provincia de Buenos Aires que fue habilitada en 1911 como parte de la vía que vinculaba a la Capital con Rosario. La clausura del ramal data de 1977, y en la actualidad funciona en sus dependencias una de las bases operativas de la Asociación Amigos del Belgrano, entidad que organiza todos los setiembres la fiesta de la "trocha angosta", en referencia a la distancia entre vías que caracterizaba a éste ferrocarril de origen francés.
Otro punto de referencia es la Escuela 13 que originalmente funcionó en un puesto de la Estancia San Jacinto propiedad de Saturnino Unzué, la actual data de 1931.
A lo lejos se vislumbraba un túnel de árboles, pero como ya viví en mas de una ocasión la sensación de transitar bajo esas extrañas figuras decidimos volver con la satisfacción del deber cumplido. Fueron once momentos diferentes a pesar de un hilo conductor común, cada sitio tiene una identidad personal, trazos que resultan en vivencias diferentes.
Por la tarde ocurrieron las visitas a la estación, el tiro federal de San Andrés y una nueva incursión por el cementerio sud, donde ocurrió la anécdota de la oveja asustada.
Café por la tarde y dedos cruzados en viernes por la noche para que no volviera la música a ser la protagonista de mi descanso.
Otro punto de referencia es la Escuela 13 que originalmente funcionó en un puesto de la Estancia San Jacinto propiedad de Saturnino Unzué, la actual data de 1931.
A lo lejos se vislumbraba un túnel de árboles, pero como ya viví en mas de una ocasión la sensación de transitar bajo esas extrañas figuras decidimos volver con la satisfacción del deber cumplido. Fueron once momentos diferentes a pesar de un hilo conductor común, cada sitio tiene una identidad personal, trazos que resultan en vivencias diferentes.
Por la tarde ocurrieron las visitas a la estación, el tiro federal de San Andrés y una nueva incursión por el cementerio sud, donde ocurrió la anécdota de la oveja asustada.
Café por la tarde y dedos cruzados en viernes por la noche para que no volviera la música a ser la protagonista de mi descanso.
Cuántas almas que transcurren, simultáneamente al bullicio de las ciudades en las que habitamos, en estos pueblitos en los que sus habitantes se deben poder contar usando pocas cifras...Cuando visito sitios como este, me pasa eso..."yo allá y ellos, pocos, al mismo tiempo aquí". Un paseo particular el tuyo, moviliza otras contemplaciones, no sólo la estética. Abrazo, Rodo.
ResponderEliminarEl brusco cambio de ritmo nos produce un confusión temporal sobre si quienes viven en dichos pueblitos son personas que viven en estado de ralenti, aislados y olvidados por los hacedores de cosas o son seres en un estado de plena libertad y armonía interior que aspiran el aire puro que nosotros carecemos mientras salimos de una exposición de arte vanguardista islandés rumbo al cine para disfrutar del último Pedro Costa.
ResponderEliminarBeso.