Duggan la decimocuarta estación se ubica sobre la ruta 8, su población apenas pasa de los 600 habitantes y su pulso de vida se me antoja manso y tranquilo.
Geográficamente se ubica en un punto en donde se cruzaron los caminos mas importantes del virreinato y la época independentista, hoy recibe a cientos de viajeros que se congracian con su escala de pueblo pequeño, viajeros que recorren su Capilla San Juan Bautista, su estación muda de trenes pero repleta del bullicio que le confieren los estudiantes de la única escuela agrotécnica del distrito que desarrollan las actividades prácticas en sus instalaciones, visitantes que no se olvidan de probar las tortas negras de la panadería mas vieja del Partido, o de visitar la plazoleta Carlos Duggan que contiene al monolito que recuerda al hijo del pueblo caído en Malvinas, José Luis Galarza.
El domingo siguiente a mi visita se festejaba el día del Santo Patrono, la fiesta mas importante del pueblo que comienza con una misa celebrada en la capilla, luego en procesión se lleva la imagen hasta la estación-escuela, en donde ocurren las carreras de sortijas, las cuadreras, la prueba de riendas y los bailes, ademas del desfile de tropillas, carruajes y paisanos a caballo. El mediodía encuentra a los concurrentes degustando el tradicional asado con cuero entre rancheras y chamamés. Cuando el sol baja se encienden las antorchas que acompañarán al Santo nuevamente hasta la capilla, mientras se enciende un gigantesco muñeco de San Juan Bautista.
La estación Duggan fue habilitada el 25 de mayo de 1882 por el FCO para su ramal Victoria-Pergamino, sobre tierras donadas por la familia irlandesa Duggan. Se clausura al tráfico durante 1992 y hoy sus vías pertenecen a la concesión del NCA que no las ocupa.
Abandono Duggan en búsqueda de San Antonio de Areco, con la premura del caso, ya que dispongo tan solo de unas cinco horas para recorrer lo mas posible, voy sin plan previo, sin mapa, sin referencia alguna, con el simple deseo de ser seducido por la ciudad de la tradición.
Geográficamente se ubica en un punto en donde se cruzaron los caminos mas importantes del virreinato y la época independentista, hoy recibe a cientos de viajeros que se congracian con su escala de pueblo pequeño, viajeros que recorren su Capilla San Juan Bautista, su estación muda de trenes pero repleta del bullicio que le confieren los estudiantes de la única escuela agrotécnica del distrito que desarrollan las actividades prácticas en sus instalaciones, visitantes que no se olvidan de probar las tortas negras de la panadería mas vieja del Partido, o de visitar la plazoleta Carlos Duggan que contiene al monolito que recuerda al hijo del pueblo caído en Malvinas, José Luis Galarza.
El domingo siguiente a mi visita se festejaba el día del Santo Patrono, la fiesta mas importante del pueblo que comienza con una misa celebrada en la capilla, luego en procesión se lleva la imagen hasta la estación-escuela, en donde ocurren las carreras de sortijas, las cuadreras, la prueba de riendas y los bailes, ademas del desfile de tropillas, carruajes y paisanos a caballo. El mediodía encuentra a los concurrentes degustando el tradicional asado con cuero entre rancheras y chamamés. Cuando el sol baja se encienden las antorchas que acompañarán al Santo nuevamente hasta la capilla, mientras se enciende un gigantesco muñeco de San Juan Bautista.
Abandono Duggan en búsqueda de San Antonio de Areco, con la premura del caso, ya que dispongo tan solo de unas cinco horas para recorrer lo mas posible, voy sin plan previo, sin mapa, sin referencia alguna, con el simple deseo de ser seducido por la ciudad de la tradición.
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