Vistas de página en total

martes, 21 de octubre de 2014

San Pedro, Córdoba, Argentina

Pasadas las 16:00 salimos con Alejandro rumbo a la pequeña villa de San Pedro ubicada al otro lado del río de los Sauces. Podríamos decir que conforma una especie de conurbano respecto de Villa Dolores, ya que hay una continuidad edilicia tan solo separada por el río que divide.
En los orígenes encontramos que se había conformado un pequeño caserío en torno a una capilla en honor a San Pedro, el mismo se hallaba ubicado en la margen norte del río, en el preciso lugar en que se pretendió fundar el pueblo de Villa Dolores.
Es así como el gobernador Guzmán expidió el decreto con fecha 21 de abril de 1853 que en su artículo primero ordena "Fúndase en el Partido del Río de los Sauces, Departamento de San Javier, en donde se halla ubicada la capilla de San Pedro una villa a la que se denominará Villa San Pedro.
El 18 de mayo de 1853 la comisión encargada de realizar el delineamiento urbano en la parte norte naciente de la capilla tuvo un enfrentamiento con los vecinos ya establecidos que pretendían que la misma se diagramara en torno a una placita ya existente. La Comisión accedió al pedido a cambio de la demolición de algunas casas con el fin de darle al trazado un aspecto regular, pero como era de esperar los propietarios desecharon la propuesta y la nueva villa tuvo que mudarse al definitivo emplazamiento de Paso de León.
El caserío inicial se convirtió entonces en la Villa San Pedro en honor a la capilla, mientras que la nueva villa que se pretendía fundar se mudó a la franja sur del río tomando el nombre de Villa Dolores.
Como vemos la pequeña villa de San Pedro quedó detenida en el tiempo con su casco histórico sin sustituciones, aunque sí se comprueban nuevos núcleos habitacionales a las afueras del centro. El desigual crecimiento se vió condicionado como era de esperar por la llegada del ferrocarril que quedó en Villa Dolores y nunca a pesar de los ruegos y pedidos del Cura Brochero, cruzó el Río de los Sauces rumbo al norte. Al cura gaucho le deben también la concreción de la nave central de la nueva capilla ofrendada a San Pedro, hecho consumado por Brochero a su llegada al Curato en 1869.
Volviendo al tema ferrocarril y el Cura Brochero podemos decir que ya para 1882, tenía proyectado un tranvía a caballo desde la Villa del Tránsito (Cura Brochero), hasta el río de Mina Clavero, facilitando el trayecto a veraneantes y enfermos que acudían atraídos por las propiedades curativas del agua.
Pero su mayor anhelo fue contar con un trazado ferroviario que atravesara el valle contiguo al camino también por él proyectado, las obras en conjunto jamás se realizaron pese a los estudios de factibilidad desarrollados en 1884.
El Cura no se amilanó y volvió a presentar su proyecto al presidente Juárez Celman y al gobernador José Figueroa Alcorta. A mediados de 1896 viajó a Buenos Aires con el objetivo de peticionar la extensión del ferrocarril que ya llegaba hasta La Toma en la vecina San Luis, primero a Villa Dolores y luego hasta la norteña Soto. El 5 de noviembre de 1903 se promulgó la Ley Nacional 4267 que autorizaba al poder ejecutivo continuar con el trazado del estatal Ferrocarril Andino hasta Dolores, ordenado los estudios para el empalme en Soto. En otros viajes a Buenos Aires consiguió la promulgación de la Ley Nacional 4366, que ordena realizar los estudios definitivos para la extensión del ramal y posteriormente logró otra Ley, la 4872, promulgada en 1905 que autoriza la contratación de particulares para la ejecución del mismo.
En 1912, 30 años después de las primeras peticiones, envió a su sobrino Pío Calixto Dávila para que se entrevistara con el presidente y el ministro de obras públicas de la nación e interesó a Hipólito Irigoyen durante su paso por Córdoba. A los 71 años, enfermo de lepra, sordo y prácticamente ciego se retira a pedido de los fieles a la Villa del Tránsito para esperar su final. El 26 de enero de 1914 muere balbuceando sus últimas palabras que fueron "Ahora tengo ya los aparejos listos pa'l viaje"que, mi querido Cura Gaucho, seguro no habrá sido en tren...
Desandamos camino, cruzamos nuevamente el río de los Sauces, entramos en Dolores y torcemos rumbo a Sarmiento, paso obligado para continuar viaje hacia otro sitio perdido en la historia.
Durante el camino Alejandro se acuerda de una casa muy rara con otra casita arriba que está buenísima, me dice y nuevamente no defrauda.

Buenísima!!!

Dejo para el que se interese un enlace sobre la obra del Cura Brochero, todo un personaje de aquellos!

Villa Dolores, Córdoba, Argentina

Inicia aquí una nueva travesía que como no podía ser de otra manera incluye todos los clásicos presentes en cada uno de los viajes, estaciones e instalaciones ferroviarias abandonadas, capillas desconocidas, pueblos ignotos y fantasmales, castillos, cementerios, diques, minas y por supuesto historias, muchas historias.
Siete días por cuatro provincias, 3300 kilómetros que se tradujeron en 1012 fotos y varias decenas de páginas con notas mal escritas y a los apurones plagadas de datos y relatos que urge decodificar.
El primer punto recorrido es Villa Dolores en el sur cordobés, puerta de entrada a un camino de sierras que culmina en Villa Mercedes, San Luis.
La historia de Villa Dolores nos cuenta que fue fundada el 21 de abril de 1853 por un decreto sancionado por el entonces Gobernador de Córdoba Don Alejo Cármen Guzmán, dicho decreto indicaba que la futura localidad debía asentarse en la margen norte del río, pero el 4 de enero de 1854 un nuevo decreto establece que su ubicación debía realizarse en la parte sur del mencionado curso de agua, en el lugar conocido como Paso de León.
El asentamiento definitivo se produce el 27 de febrero de 1856, en el paraje referido ubicado al sur del río de los Sauces.
En 1905 el Ferrocarril Andino llega con sus rieles al pueblo, con la idea de extender su traza hasta La Rioja, hecho que nunca se concretó. En 1906 la compañía de capital estatal es vendida a la inglesa Buenos Aires al Pacífico (BAP), quién edifica la estación definitiva y mantiene activa la línea hasta su nueva venta en 1920, esta vez a manos del también británico Ferrocarril Gran Oeste Argentino, la nacionalización de 1948, convierte al ramal en Ferrocarril General San Martín. Su cierre se produce durante el nefasto gobierno de Menem, quién en 1993 lo clausura en concordancia con su advertencia "ramal que para, ramal que cierra", así toda la región se quedó sin su Sierras Grandes, quién desde 1990 dejó de circular tres veces por semana uniendo Retiro con Villa Dolores. Hoy las vías han sido levantadas, el edificio se encuentra en muy buenas condiciones ya que funcionan dependencias estatales y en las proximidades del predio el municipio ha construído un importante conjunto de edificios gubernamentales con una impronta constructiva y de diseño muy interesante.
Una vez ya instalado en el muy cómodo Hotel La Fontana, su dueño Alejandro me sugiere lugares a visitar, incluyendo un par de pueblos entre pequeños y perdidos que son en parte el motor que impulsa mis recorridos.
Después de la pasta del domingo salgo en busca de los sitios marcados por la gente del hotel que incluyen la Escuela Normal, una mansión en perfectas condiciones, la Basílica Menor, la plaza y el depósito de máquinas al final del predio ferroviario, más tarde el mismísimo Alejandro se encargaría de llevarme por dos pueblos detenidos en el tiempo para completar una jornada excelente bajo un sol primaveral.
En junio de 2013 los tres bloques que componen el Consejo Deliberante aprobaron por unanimidad declarar de interés histórico a ocho destacados edificios. El proyecto fue obra de la Junta Municipal de Historia y entre ellos propusieron la residencia de Benito Segundo Iglesias, construída en 1930 en base a planos de un palacete de la isla de Malta. Iglesias fue dos veces intendente de Villa Dolores entre 1932 y 1940.
El 3 de setiembre de 2011 la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores fue elevada a rango de Basílica Menor de acuerdo a lo dispuesto en su momento por el Vaticano. La medida fue dispuesta por la Santa Sede a pedido del titular de la diócesis monseñor Santiago Olivera, quién en una visita a Roma realizó las gestiones pertinentes que terminaron con la aceptación y la elevación a un rango superior al templo local , lo que le permite contar con los escudos y sellos del Vaticano, transformándose así en una dependencia de la Santa Sede.
Pasadas las 14:30 me encontraba nuevamente en el predio ferroviario en la búsqueda de objetos perdidos, piezas selladas con la marca de la compañía e imágenes que me devolvieran al esplendor de principios del siglo XX.
Dentro del galpón una gran cantidad de tubos plásticos destinados a una obra de agua que es llevada a cabo por el gobierno comunal, la verdad estaba para pasarse un largo rato experimentando sobre las posibilidades de composición que generaban los tubos con el entorno y las luces y sombras, pero como la actividad por venir era muy ardua fueron tan solo unas pocas tomas y la eterna autocrítica sobre el manejo del tiempo.
Vuelvo hacia La Fontana, ahí me espera Alejandro para seguir viaje rumbo al pueblo de San Pedro con la promesa que no me iba a defraudar, a pesar del tenor de la frase puse todos los votos en su saber y me entregué a disfrutar del corto recorrido hasta un lugar en el que nunca había reparado.