Definitivamente conducir por la 90 requiere condiciones extras para todo aquel que se le atreva, entre las imperfecciones del pavimento, los emparches y los cráteres que se suceden sin solución de continuidad, los vehículos y sus pasajeros están a cada momento en riesgo de colisión, cosa que de hecho ocurre, demasiado tránsito pesado, mantenimiento inadecuado, falta de previsión al momento de su construcción y la inevitable referencia al cierre de los ramales ferroviarios, hacen que toda la producción de la región busque su destino de mar por este humilde trazado provincial.
Sargento Cabral fue fundada en 1921 en tierras ubicadas frente a la estación del ferrocarril perteneciente a la Compañía General de Ferrocarriles en la Provincia de Buenos Aires, empresa de capitales franceses que nos legó tan bellos edificios, estas porciones de terreno pertenecían a campos propiedad de la Señora Martina Sagasta de Aranés. Hoy la localidad posee poco menos de mil habitantes y viviría en un estado casi de Nirvana si no fuera por ese reciente virus arriba detallado que comienza a tener efectos nocivos en el cuerpo social.
Abandono la 90, giro al norte por la todavía aun mas peligrosa provincial 18 en busca de Pavón Arriba, pueblo famoso por sus plantaciones de duraznos diezmadas por la irrupción de otro cultivo, a ver si adivinan de que cultivo hablo, opciones, alfa-alfa, cardamomo, ficus, amapola, lino, soja, quién dijo ficus allá al fondo...
Rápida foto a la pequeña estación, otras tomas a unos equipamientos ferroviarios y a seguir viaje, la tarde avanza y ya vi demasiado.
Vuelvo hacia Acebal por un camino rural paralelo a la 18, vuelvo a cruzar el arroyo como lo hice por la mañana entre Uranga y La Vanguardia, vuelvo a fruncir el ceño por la evidente contaminación que el pequeño curso arrastra, necesito sumar mas imágenes positivas para que la inseguridad, el estado de las rutas, los abandonos ferroviarios, la contaminación de las aguas, el desarraigo, los pesticidas no inclinen la balanza hacia el abismo, creo que en esta oportunidad pierdo por afano, como que siempre pierdo?..., che no sean así, adonde?, Traful, Cariló, Villa La Angostura, la Avenida Alvear, Los Cardales, no, no, agente, agente, deténgame yo se donde Vitete escondió la mosca, me lo dijo Fendrich.
La penúltima isla a visitar es Sargento Cabral, pequeño enclave un poco mas consolidado que Stephenson, visito la estación bien mantenida, charlo en extenso con ex rosarino que hace años se vino para estos lares en búsqueda de una paz que se le empieza a escurrir debido a los consabidos hechos de inseguridad que comienzan a multiplicarse con peligrosa asiduidad, tomo nota del reclamo reiterado que dan los habitantes con los que he hablado, sienten que la contaminación que esto significa ha llegado hasta sus puertas, mejor no les pregunto si no estarán equivocados y tan solo se trate de una sensación manipulada por los grandes medios.
Abandono la 90, giro al norte por la todavía aun mas peligrosa provincial 18 en busca de Pavón Arriba, pueblo famoso por sus plantaciones de duraznos diezmadas por la irrupción de otro cultivo, a ver si adivinan de que cultivo hablo, opciones, alfa-alfa, cardamomo, ficus, amapola, lino, soja, quién dijo ficus allá al fondo...
Rápida foto a la pequeña estación, otras tomas a unos equipamientos ferroviarios y a seguir viaje, la tarde avanza y ya vi demasiado.
Vuelvo hacia Acebal por un camino rural paralelo a la 18, vuelvo a cruzar el arroyo como lo hice por la mañana entre Uranga y La Vanguardia, vuelvo a fruncir el ceño por la evidente contaminación que el pequeño curso arrastra, necesito sumar mas imágenes positivas para que la inseguridad, el estado de las rutas, los abandonos ferroviarios, la contaminación de las aguas, el desarraigo, los pesticidas no inclinen la balanza hacia el abismo, creo que en esta oportunidad pierdo por afano, como que siempre pierdo?..., che no sean así, adonde?, Traful, Cariló, Villa La Angostura, la Avenida Alvear, Los Cardales, no, no, agente, agente, deténgame yo se donde Vitete escondió la mosca, me lo dijo Fendrich.
Acebal se refleja.
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