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martes, 21 de octubre de 2014

Villa Dolores, Córdoba, Argentina

Inicia aquí una nueva travesía que como no podía ser de otra manera incluye todos los clásicos presentes en cada uno de los viajes, estaciones e instalaciones ferroviarias abandonadas, capillas desconocidas, pueblos ignotos y fantasmales, castillos, cementerios, diques, minas y por supuesto historias, muchas historias.
Siete días por cuatro provincias, 3300 kilómetros que se tradujeron en 1012 fotos y varias decenas de páginas con notas mal escritas y a los apurones plagadas de datos y relatos que urge decodificar.
El primer punto recorrido es Villa Dolores en el sur cordobés, puerta de entrada a un camino de sierras que culmina en Villa Mercedes, San Luis.
La historia de Villa Dolores nos cuenta que fue fundada el 21 de abril de 1853 por un decreto sancionado por el entonces Gobernador de Córdoba Don Alejo Cármen Guzmán, dicho decreto indicaba que la futura localidad debía asentarse en la margen norte del río, pero el 4 de enero de 1854 un nuevo decreto establece que su ubicación debía realizarse en la parte sur del mencionado curso de agua, en el lugar conocido como Paso de León.
El asentamiento definitivo se produce el 27 de febrero de 1856, en el paraje referido ubicado al sur del río de los Sauces.
En 1905 el Ferrocarril Andino llega con sus rieles al pueblo, con la idea de extender su traza hasta La Rioja, hecho que nunca se concretó. En 1906 la compañía de capital estatal es vendida a la inglesa Buenos Aires al Pacífico (BAP), quién edifica la estación definitiva y mantiene activa la línea hasta su nueva venta en 1920, esta vez a manos del también británico Ferrocarril Gran Oeste Argentino, la nacionalización de 1948, convierte al ramal en Ferrocarril General San Martín. Su cierre se produce durante el nefasto gobierno de Menem, quién en 1993 lo clausura en concordancia con su advertencia "ramal que para, ramal que cierra", así toda la región se quedó sin su Sierras Grandes, quién desde 1990 dejó de circular tres veces por semana uniendo Retiro con Villa Dolores. Hoy las vías han sido levantadas, el edificio se encuentra en muy buenas condiciones ya que funcionan dependencias estatales y en las proximidades del predio el municipio ha construído un importante conjunto de edificios gubernamentales con una impronta constructiva y de diseño muy interesante.
Una vez ya instalado en el muy cómodo Hotel La Fontana, su dueño Alejandro me sugiere lugares a visitar, incluyendo un par de pueblos entre pequeños y perdidos que son en parte el motor que impulsa mis recorridos.
Después de la pasta del domingo salgo en busca de los sitios marcados por la gente del hotel que incluyen la Escuela Normal, una mansión en perfectas condiciones, la Basílica Menor, la plaza y el depósito de máquinas al final del predio ferroviario, más tarde el mismísimo Alejandro se encargaría de llevarme por dos pueblos detenidos en el tiempo para completar una jornada excelente bajo un sol primaveral.
En junio de 2013 los tres bloques que componen el Consejo Deliberante aprobaron por unanimidad declarar de interés histórico a ocho destacados edificios. El proyecto fue obra de la Junta Municipal de Historia y entre ellos propusieron la residencia de Benito Segundo Iglesias, construída en 1930 en base a planos de un palacete de la isla de Malta. Iglesias fue dos veces intendente de Villa Dolores entre 1932 y 1940.
El 3 de setiembre de 2011 la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores fue elevada a rango de Basílica Menor de acuerdo a lo dispuesto en su momento por el Vaticano. La medida fue dispuesta por la Santa Sede a pedido del titular de la diócesis monseñor Santiago Olivera, quién en una visita a Roma realizó las gestiones pertinentes que terminaron con la aceptación y la elevación a un rango superior al templo local , lo que le permite contar con los escudos y sellos del Vaticano, transformándose así en una dependencia de la Santa Sede.
Pasadas las 14:30 me encontraba nuevamente en el predio ferroviario en la búsqueda de objetos perdidos, piezas selladas con la marca de la compañía e imágenes que me devolvieran al esplendor de principios del siglo XX.
Dentro del galpón una gran cantidad de tubos plásticos destinados a una obra de agua que es llevada a cabo por el gobierno comunal, la verdad estaba para pasarse un largo rato experimentando sobre las posibilidades de composición que generaban los tubos con el entorno y las luces y sombras, pero como la actividad por venir era muy ardua fueron tan solo unas pocas tomas y la eterna autocrítica sobre el manejo del tiempo.
Vuelvo hacia La Fontana, ahí me espera Alejandro para seguir viaje rumbo al pueblo de San Pedro con la promesa que no me iba a defraudar, a pesar del tenor de la frase puse todos los votos en su saber y me entregué a disfrutar del corto recorrido hasta un lugar en el que nunca había reparado.

3 comentarios:

  1. me encanto su post, me gusta descubrir estos lugares, lastima, que ya no lo hago, pero es tan gratificante saber que alguien sigue haciéndolo. por favor siga descubriendo. muchas gracias, muy lindo trabajo-hobby, así lo llamo yo. un placer.
    saludos cordiales
    Olga González
    Ezeiza .

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    1. Muchas gracias Olga, la intención es seguir con la historia, por cuestiones de salud volveré a los viajes cortitos, los de un día, máximo dos.
      Saludos para ti y un nuevo gracias!!!.

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  2. Mi hermosa y añorada ciudad de Villa Dolores!!! Cuanta parte de mi vidá quedó allí. Cada tanto...y cuando los compromisos lo permiten...voy a reencontrarme con mi pasado e identidad. Gracias por traer a la memoria esos recuerdos. Mi casa familiar está a una cuadra de los galpones del ferrocarril y a una de la estacion de trenes...y bien al frente del puente giratorio para las locomotoras.

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