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domingo, 22 de enero de 2012

La leyenda del Titanic cordobés, el Hotel Viena, Miramar, Córdoba, Argentina

Porque la obra del hotel culmina en diciembre de 1945, y para marzo de 1946, tres meses después la familia Palkhe abandona el emprendimiento de un día para otro utilizando los tres móviles que contaban para el translado de personas y equipajes, destino, posiblemente La Cumbrecita, y es aquí donde todo se hace bicéfalo como el águila austríaca que servía de escudo en la vajilla, la mantelería, la ropa de cama y las toallas.
Para hacer un poco de justicia insertaré dos links, uno la voz oficial de los actuales propietarios, en juicio contra la asociación civil que regentea el emprendimiento y otro de los "Amigos del Hotel Viena", mentores del discurso que circula por la red, que te cuentan en las conferencias y recorridos por el mismo, y que levanta inclusive la TV yanqui en un programa de búsqueda de actividad paranormal.
Desde 1946, el complejo queda a cargo del jefe de seguridad de Palkhe, don Krugger, un enigmático personaje, que para dotar de más intriga al tema, muere, versión oficial por un ataque al corazón, versión popular, envenenado por?, suicidio, o por su amante, personal del hotel que desapareíó tras el hecho sin que nadie tenga noticias de alla (por ahora), Máximo toma las riendas del tema, pasando luego por sucesivas y nefastas administraciones que saquean todo lo lujoso del Hotel, hecho admitido por sus dueños, llegando así hasta la década del ochenta en donde una gran inundación llena de agua el subsuelo, haciendo caer una columna frontal y parte de la losa de planta baja, hiriendo de muerte, como el desgarro de ese traicionero iceberg a nuestro Titanic cordobés.
Quedan las anécdotas, pocas debido a que el personal bilingüe no era del lugar, sólo pocas personas de la zona trabajaban y es de boca de ellas que por ejemplo se sabe que todos los días se preparaban suculentas raciones de comida que se dirigían a una habitación del subsuelo, habitada por??, Que un día se le comunicó al personal que se debían marchar porque durante esa jornada el complejo iba a estar comprometido en un evento privado, y la cocinera creyendo poder ser útil, se dirige a tomar servicio siendo devuelta por la seguridad y que en su vuelta se cruza con tres Cadillacs negros, divisando en el segundo de ellos al en ese momento Secretario de Previsión Social Juan Domingo Perón. Otra que cuenta que dos niñas traviesas husmeaban por sitios no permitidos y fueron violentamente reprimidas por hombres que calzaban botas y vestían con largas chaquetas verdes.
Anécdotas, conjeturas, suposiciones, presunciones, leyenda, mito, casi todas denostadas por los propietarios que acusan de falsear la verdad, generando un halo de misterio sobre el hotel para que ávidos viajeros pagen los 15 pesos que cuesta la visita diurna o los 50 por pasar toda una noche entre silencios espectrales, luces inexplicables, golpes, sombras que corren, personas que se fotografían y no salen en las tomas, bueno de eso me ocuparé en próximo post, adiós historias de nazis, hola historia de ánimas en pena.  http://www.granhotelviena.com/la_verdadera_historia/

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