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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Una ventanita, un salar, la magia de los símbolos, Salinas Grandes, Córdoba, Argentina

Para quién se jacta de haber transitado casi todos los salares de la región el no conocer las Salinas Grandes era una ofensiva contradicción, bueno, le llegó su turno y mi turno, y en verdad nada tienen que envidiarle a los globalmente reconocidos, y más si lo observamos desde su abandonado pueblo minero, mezcla de sitio extremo de la puna con acento cordobés, de fernet con coca, no la del imperio claro.
Me pasé casi tres horas bajo un implacable sol de diciembre, investigando que fue lo que ocacionó mi amor incondicional por estos sitios, y en verdad no encontré respuesta alguna, los amores incondicionales no responden a lógicas, responden a ciertos estados de reprimida locura.
Debo la carga de material de este periplo por el NE cordobés, como así el de la enigmática Laguna Melincué, lugares por cierto lejanos a los top del verano, pero con una carga emotiva y paisajística que opaca cualquier destino de modita temporal.

1 comentario:

  1. Lo más emocionante de viajar es, justamente, poder conocer estos sitios diferentes de lo que llamás "modita temporal", y más gratificante aún es el poder capturar o registrar esa "emoción" en cualquier manifestación artística. Tus fotos son ese testimonio.

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