Siempre cuando alguien me preguntaba por los lugares elegidos para viajar, fotografiar y contar solía brindar la misma respuesta, son todos lugares poco conocidos o directamente invisibles para la mayoría de la gente, nunca por ejemplo iría a sacar fotos a Mar del Plata, Carlos Paz o la CABA, de esos lugares ya no queda jugo por extraer, está todo visto y dicho, pero bueno aquí estoy después de 38 años, con la idea de conocer seis lugares puntuales y comer cuanto marisco y pescado pueda, serán dos días y medio disfrutando del otoño marplatense.
La visita de la tarde del jueves estará dedicada a la banquina de pescadores artesanales ubicada en el Puerto, este lugar funciona desde mediados de la década del 20 y a ella llegan los pequeños barcos de la flota amarilla que capturan marisco, besugo, pejerrey, trilla y anchoíta en el día y muy cerca de la costa, no más de 15 millas, en cambio los de media altura que están pintados también de amarillo pasan en el mar entre 75 y 100 horas alejándose de la costa hasta 100 millas, pescando salmón, bonito, atún y besugo. La flota de altura que no se ubica en la banquina de pescadores artesanales está pintada de rojo, los barcos tiene otro porte, permanecen entre una y dos semanas navegando y su millaje es ilimitado. Estos capturan atún, calamar, centolla y merluza.
El área destinada al visitante es pequeña ya que no se puede ingresar a las otras partes del puerto, que incluyen la base de submarinos por ejemplo, también se han retirado todos los barcos semihundidos que atiborraban el paseo costanero, y ni siquiera se permite el contacto directo con los pescadores por una cuestión de seguridad. Pese a las restricciones de movimiento el espectáculo por la tarde cuando todos los barcos están en puerto es muy bello, por la profusión de colores, el movimiento de los trabajadores, las aves y los olores inspiradores para los que amamos los mariscos.
http://agenciamaritimaerrecalde.blogspot.com.ar/p/clasificacion-de-los-buques-pesqueros.html
La experiencia de la banquina es sensorial, cada uno la registra de manera diferente, para algunos será un lugar donde se agrupan un montón de cosas viejas con olor feo, para otros será algo más folclórico, pintoresco y para otros pueden componer una verdadera sinfonía visual, lo cierto es que resulta un imperdible dentro de la visita a la ciudad.
Salgo a regañadientes del lugar, el sol ya cayó y por no ser tiempo vacacional, ni siquiera fin de semana los locales comerciales de la banquina están todos cerrados. Me vuelvo hacia el centro, me bajo en El Torreón y en la más absoluta soledad ya que era el único comensal disfruto de un rico sándwich de salmón ahumado.
Para las 21:00 ya estaba en la habitación del Galeón Hotel, una casona vieja muy bien reciclada, sin lujos pero muy excelentemente atendido y harto confortable.
Mañana día viernes será el turno de una rareza que desconocía, más museos e iglesias tradicionales, para el sábado último día dejaré dos sitios que me demandan mucho interés, eso sí, trataré de no tomar ningún medio de locomoción. viene a MDP a caminar, comer y, y...mejor lo dejamos ahí.
La visita de la tarde del jueves estará dedicada a la banquina de pescadores artesanales ubicada en el Puerto, este lugar funciona desde mediados de la década del 20 y a ella llegan los pequeños barcos de la flota amarilla que capturan marisco, besugo, pejerrey, trilla y anchoíta en el día y muy cerca de la costa, no más de 15 millas, en cambio los de media altura que están pintados también de amarillo pasan en el mar entre 75 y 100 horas alejándose de la costa hasta 100 millas, pescando salmón, bonito, atún y besugo. La flota de altura que no se ubica en la banquina de pescadores artesanales está pintada de rojo, los barcos tiene otro porte, permanecen entre una y dos semanas navegando y su millaje es ilimitado. Estos capturan atún, calamar, centolla y merluza.
El área destinada al visitante es pequeña ya que no se puede ingresar a las otras partes del puerto, que incluyen la base de submarinos por ejemplo, también se han retirado todos los barcos semihundidos que atiborraban el paseo costanero, y ni siquiera se permite el contacto directo con los pescadores por una cuestión de seguridad. Pese a las restricciones de movimiento el espectáculo por la tarde cuando todos los barcos están en puerto es muy bello, por la profusión de colores, el movimiento de los trabajadores, las aves y los olores inspiradores para los que amamos los mariscos.
http://agenciamaritimaerrecalde.blogspot.com.ar/p/clasificacion-de-los-buques-pesqueros.html
La experiencia de la banquina es sensorial, cada uno la registra de manera diferente, para algunos será un lugar donde se agrupan un montón de cosas viejas con olor feo, para otros será algo más folclórico, pintoresco y para otros pueden componer una verdadera sinfonía visual, lo cierto es que resulta un imperdible dentro de la visita a la ciudad.
Salgo a regañadientes del lugar, el sol ya cayó y por no ser tiempo vacacional, ni siquiera fin de semana los locales comerciales de la banquina están todos cerrados. Me vuelvo hacia el centro, me bajo en El Torreón y en la más absoluta soledad ya que era el único comensal disfruto de un rico sándwich de salmón ahumado.
Para las 21:00 ya estaba en la habitación del Galeón Hotel, una casona vieja muy bien reciclada, sin lujos pero muy excelentemente atendido y harto confortable.
Mañana día viernes será el turno de una rareza que desconocía, más museos e iglesias tradicionales, para el sábado último día dejaré dos sitios que me demandan mucho interés, eso sí, trataré de no tomar ningún medio de locomoción. viene a MDP a caminar, comer y, y...mejor lo dejamos ahí.
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