Seamos justos Melincué es algo más que su flamante Casino, su hermosa y trágica Laguna y su ex Hotel devorado por las aguas, tiene una hermosa plaza de dos manzanas, arbolada y con mesas para pasar un rato a la sombra, sitios para comer abundante y barato, reductos más coquetos con buena música, pero si ahondamos más allá de los placeres básicos, una buena caminata por la via bajo un perfecto túnel de árboles, la vista a una planta de silos igualita a las que se ven en Nebraska, o por ahí cerca, el sitio arqueológico "Estación de Ferrocarril", otrora punto vital para la recepción y distribución de los más de 5000 turistas que llegaban los fines de semana en tren, y su famoso Mangrullo parte del sistema de fuertes que protegían a los blanquitos de la horda de salvajes que según dicen eran los verdaderos dueños de la tierra, fíjese que cosa compadre, les roban las tierras y todavía protestan, Jaime preparáme el carruaje pliss.
Para finalizar un cartel de la sodería local, con un tono simpático. En resúmen véngase para éstos pagos del Sur santafesino, encontrará historia, belleza natural, sitios arqueológicos contemporáneos, y de yapa Casino, buena comida, y gente que te saluda con onda sin conocerte, motivo suficiente para sentirse parte de la comunidad.
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