sábado, 6 de julio de 2013

Una hilera de árboles dormidos. Buenos Aires, Argentina

Dejamos atrás Villa Espil y nos adentramos por caminos de tierra en el corazón de la pampa fértil en búsqueda de la cuarta estación, ya en en el Partido de Luján. A poco de andar aparece al costado de la maltrecha traza un camino de estancia, flanqueado por una guardia imperial de árboles dormidos imposible de ignorar.
Tras inevitables minutos de contemplación, la idea determinaba que tenía que ser agradecido con todo y todos aquellos que hicieron posible que a esta altura de la vida pudiera decir que esa mirada me llenó de felicidad, de bienestar, de calma interior, y quizás desde afuera alguien podría interpelar, con tan poco?, sí con tan poco, que es tanto.
La marcha continúa en busca del pueblo más mediático del recorrido, la intriga aumenta pero la calma gana la partida.

3 comentarios:

  1. Estas "guardias imperiales" de árboles, como vos les llamás, siempre resultan atrapantes para el fotógrafo y, como corresponde, supiste aprovechar el momento. Buena captura!!! Y abrazo!

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  2. Me pasa que luego me arrepiento de haber dejado pasar tantos lugares significativos, quizás tenga que ver con la forma en que uno viaja, dependiente, quizás con un apuro inconcebible o cierto temor a no poder verlo todo, sí creo que un día me gustaría dejar todo y perderme por esos trazos secundarios, sin ni siquiera promesas de progreso, con la máquina de fotos, dos biromes, el cuaderno de apuntes y la encomendación a la estrella del camino.
    Abrazón.

    Lo de dos biromes suena ridículo no?

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    1. Sí, si nunca te pasó de estar en el momento en el que querías escribir algo para no olvidarte, y la birome que tenías se había quedado sin tinta!!!! Como buen previsor, lo de dos biromes, lo veo bien...y, le agregaría por un mayor costo, dos cámaras...porque eso sí me ha pasado, en Italia, sin batería, frente al Vaticano, durante la noche. Llegué a sacar sólo una, y pum, se acabó la batería (que obviamente había trabajo a full durante el día!)...Claro que volví a la mañana siguiente, pero esa fue otra historia!
      Saludos, hombre previsor!

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