domingo, 7 de julio de 2013

Quinta Estación. Mi dulce pueblito. Villa Ruiz, Buenos Aires, Argentina

Hasta 1880 todo el sitio era campo abierto ocupado por vacas criollas, en 1887 los Hermanos Lacroze concretan su línea de tramway rural vinculando Chacarita con San Andrés de Giles, doce horas de viaje para cubrir una distancia de 100 kilómetros. En 1889 se autoriza a los señores Lorenzo Ruiz y Cía la concesión de la línea férrea, donando éste una lonja de campo para la construcción de la estación. En 1892 llega el primer tren impulsado por las enormes máquinas a vapor La Coqueta y La Invencible, produciendo a partir de ese momento un crecimiento sostenido de actividad y población.
Villa Ruiz fue uno de los tres primeros pueblos denominados "turísticos" por la autoridad de turismo provincial junto con Carlos Keen y Azcuénaga, a partir de ahí ese estancamiento producido por la pérdida del ferrocarril y cierto aislamiento se revierte y hoy es visitado por decenas de viajeros que buscan espacio libre, calma y buena gastronomía. Una recorrida por el casco urbano muestra un panorama similar al de los otros emplazamientos, viejos negocios de esquina en ladrillo desnudo, posadas, casas en alquiler, comedores de campo, en este caso sin la invasión que encontré en Keen, aquí todo es mas relajado, mas acorde con la escala y el entorno.
Seguimos viaje por caminos de tierra, por caminos que alguna vez sirvieron de enlace entre Buenos Aires y el norte del virreinato, cruzando arroyos, bosquecillos, chacras, un pequeño apeadero abandonado y un cementerio de colectivos de la línea 57, lugar que me prometí volver y con plata para comprarme uno modelo '70, estacionarlo frente de casa y mirarlo todos los días, bueno, bueno ya pasó....
El camino real y por favor presten atención al puente carretero destruido.
Cuenta la historia que un estanciero de la zona se compró una cosechadora muy pero muy grande, con un cabezal tan extenso que no pasaba por entre las pilastras del pequeño puente, dicen que esta persona le pidió en varias ocasiones a vialidad que a su costa modificara el puente para que pudiera circular con la máquina sin problemas, reiteró el pedido en varias oportunidades, nunca recibió respuesta y un día cuentan que el puente amaneció destruido, sus pilastras se dañaron y las barandas centrales no tan más. Todo el mundo sabe que pasó, pero parece que no es grave porque ninguna medida se ha tomado, dicen...
Pasado el mediodía avanzamos por el maltrecho camino en busca de la sexta estación, la que según me dijeron me va a gustar mucho, será, mirá que soy jodido eh!

2 comentarios:

  1. Muy Bueno ! Permiso lo llevo para compartir !! Gracias Don Rodolfo Pace

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  2. Todo suyo, para esos está el material, para ser compartido.
    Gracias!

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