martes, 3 de septiembre de 2013

Los libros de la buena memoria, La Vanguardia, Santa Fe, Argentina

Con la necesidad de vincular Pergamino con Rosario, una compañía francesa pretende realizar un tendido de vías en la región, corría el año 1905 cuando el señor Felipe Larrivieri dona 20 hectáreas de sus tierras para permitir que el ferrocarril pasara, generándose de inmediato las tareas de construcción a manos de trabajadores oriundos de la zona. Una vez concluida la obra se procede a lotear las fracciones de terreno próximas a la estación, produciéndose el remate durante noviembre de 1910. Los primeros habitantes eran de condición humilde y sus tareas estaban relacionadas con el arrendamiento de los campos adyacentes, todos se asentaron frente a la estación y las viviendas eran de carácter bastante precaria. El crecimiento de la población se produce entre 1915 y 1918, llegando a los 1800 habitantes para 1925.
Hoy en el edificio de la vieja estación funciona la biblioteca popular Mafalda, con una cantidad de libros que supera los 3000 y un servicio de Internet gratuito.


Caminar por la vereda de enfrente a la estación es como retroceder instantáneamente cien años, durante dos cuadras casi no se ha producido sustitución alguna y todas las viviendas son de los años veinte, muchas de ellas arrastran tiempo de abandono y otras no han sufrido modificaciones en sus fachadas, en verdad me sentía parte de un set de filmación, faltaba la carreta y el Ford T.
Pensaba en los pueblos históricos de la Provincia de Buenos Aires, como Carlos Keen, Azcuénaga y Solís, bueno la Vanguardia nada tiene que envidiarles o sí, morfológicamente las similitudes son asombrosas, quizás la diferencia pase por las acciones del gobierno provincial, el comunal y la actitud de los pobladores, o simplemente no quieren perder o compartir ese rasgo de tiempo congelado tan bello, tan único.
Parado en la calle frente a la historia recordaba una frase de Cien Años de Soledad, se podría decir que en La Vanguardia no ha pasado nada, no pasa nada ni pasará nunca, La Vanguardia es un pueblo feliz.
Sigo viaje por la ruta invisible, contento por ese viaje al pasado fundacional que permite entender la historia por encima de cualquier texto florido.

2 comentarios:

  1. He visto y leido tu investigacion sobre esos pueblos detenidos en el tiempo, muy buenas fotografias.
    En cuanto tiempo hiciste este trabajo, si es que esta concluido?
    Felicitaciones.
    carlos/ cveso@hotmail.com

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  2. La idea de visualizar a éstos pequeños pueblos nació allá por mayo del año pasado, y en verdad no creo que tenga fecha de vencimiento ya que siempre habrá un nuevo recoveco invisible para retratar.
    Gracias por las palabras, espero poder continuar en el camino, lluvia mediante.
    Abrazo!!

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