martes, 17 de septiembre de 2013

Firmat, Santa Fe, Argentina

Las primeras horas de la tarde me atrapan, mientras trato de armar un breve recorrido por lo mas significativo de este importante núcleo urbano del oeste santafesino.
Pero antes de continuar con el relato fotográfico repasemos los acontecimientos que dieron origen al lugar. En octubre de 1881 el gobernador de la Provincia don Simón de Iriondo autoriza a don Carlos Casado del Alisal la formación de una sociedad que tendría a cargo la construcción de un trazado ferroviario que vincularía Rosario con la Colonia Candelaria (Casilda), y luego ésta con San Urbano (Melincué). En setiembre de 1882 se aprueban los planos y el trazado del futuro ferrocarril del Oeste Santafesino.
La construcción de la estación Firmat se culmina el 30 de agosto de 1888, fecha que es tomada como momento fundacional, y con respecto al nombre homenajea al Ingeniero Ignacio Firmat, director de la construcción y mejor amigo de Carlos Casado.
A raíz del ferrocarril y la estación, durante 1889 se efectúa el trazado del pueblo, hecho que durante años no prosperó debido a discrepancias entre al sucesión de Armstrong y la de Carlos Casado, inclusive las primeras casas surgen fuera del espacio urbano previamente establecido, recién durante 1891 se comienza a construir dentro del pueblo, creándose para 1894 la comuna de Firmat.
Actualmente el predio de la estación está en un proceso de reciclado, funcionando en sus dependencias un importante museo.
Aprovecho para caminar por el amplio playón que contiene al Galpón del Pueblo, profusamente decorado, el centro de artesanos Quinquercahue, una vieja planta de silos, los tanques también intervenidos como obra plástica, esculturas y algún material ferroviario conservado. Bordeo la plaza principal hasta enfrentarme con la Iglesia Nuestra Señora de las Mercedes, edificio con reminiscencias neo coloniales que requiere algo de maquillaje para lucir en todo su esplendor.
La ciudad se contagia de la calma de sábado por la tarde, calma que aprovecho para admirar durante largo rato la belleza del edificio perteneciente a la Sociedad Española de Socorros Mutuos, hermoso ejemplar que remarca la expresiva belleza del ladrillo a al vista, nuestro material por excelencia, nuestra marca registrada.
Que joder!, 102 años que le sientan de maravillas. Vuelvo hacia el playón del ferrocarril, busco algo para comer en el bar de la terminal, me encuentro con el encargado que resulta ser un músico de aquellos, amante del jazz, animador de las veladas artísticas en el principal hotel de la ciudad, fotógrafo y estudioso de todo lo concerniente a las expresiones artísticas vinculadas a la comunidad, otra grata sorpresa, el camino y la suerte te posibilitan descubrir personas tan ricas en cada rincón que uno visita.
Antes de volver le echaré un vistazo al pueblo de Villada, contiguo a Firmat, es pequeño y quizás tenga alguna similitud con Cora. Firmat tiene mucho mas para ofrecer, la promesa de una pronta vuelta está y seguramente se producirá durante este milenio, eh! tranquilo Highlander, la pastilla verde ya te hará efecto.

2 comentarios:

  1. Te agradezco por tu trato hacia mi..la verdad q ver a un artista rumbando por los "hermosos y olvidados pueblos" me llena de orgullo..El viaje de aventurarse a amar, a querer, a arriesgarse, es el viaje que más vale y el que menos vemos...Como todos los grandes viajeros -dijo Essper- yo he visto más cosas de las que recuerdo, y recuerdo más cosas de las que he visto..Rodolfo un honor haberlo cruzado....lo saludo con un gran respecto, el chico d la terminal..

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  2. Amigo, el gusto fue mío también, siempre es un bálsamo para los sentidos encontrar alguien que goce con las distintas formas del arte. Quizás vuelva pronto porque tengo un par de pequeños pueblos cercanos a Firmat que me gustaría recorrer, también le debo mas tiempo a tu ciudad y quien te dice que por ahí hasta puedo disfrutar de tu música, cerraría una aventura buenísima.
    Abrazo y buena vibra!

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