Desde la RN35 son unos 20km, polvorientos, sin información alguna sobre hacia donde se dirije el camino, con cerradas curvas a 90º que desorientan, en medio de un paisaje pampeano dominado por pequeñas lomas, verdes y ocres. Cuando uno comienza a pensar que el camino no era el correcto aparecen tras una curvas, construcciones algunas por el piso, otras semi destruídas, otras enteras pero congeladas en el tiempo, Naico estaba delante mío con la estación, la plaza, la iglesia y la nada.
Bajo con cierto grado de excitación por tanto para ver, pero no es el ver si no el oir lo primero que me perturba, hamacas que se mecen solas como impulsadas por la fuerza de un viento inexistente que despiden sonidos de golpeteos metálicos que no se condicen con la realidad, no hay viento, no hay gente, hay pequeños movimientos y sonidos de cadenas golpeándose, son las 10 de la mañana y no desayuno con ginebra.
Bajo con cierto grado de excitación por tanto para ver, pero no es el ver si no el oir lo primero que me perturba, hamacas que se mecen solas como impulsadas por la fuerza de un viento inexistente que despiden sonidos de golpeteos metálicos que no se condicen con la realidad, no hay viento, no hay gente, hay pequeños movimientos y sonidos de cadenas golpeándose, son las 10 de la mañana y no desayuno con ginebra.
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